7 meses después se empieza a echar raíces. Suele ser lo normal en los procesos de mudanza. Viene la etapa de consolidar la permanencia. Ha pasado el tiempo del cambio, de la bulla del acomodamiento. Confieso que me he llenado de esperanzas con el paso de las semanas (los cambios no son fáciles y a veces resulta más fácil rendirse y perder la fe en el camino).
Empiezas a descubrir la magia de lo nuevo o a reconocer con agrado lo que forma parte de tu propia memoria histórica. De mi generación hacia atrás, aun disfrutamos de ir al cine y en el legendario edificio de la esquina, a un lado de la catedral, frente al Parque Central.
Allí vi Pinocho y Jurassic Park, entre otras películas que recuerdo. Como también recuerdo estar en misa y escuchar desde la catedral los sonidos de las películas de acción. El Padre echándose el sermón y al lado el ruido de las ametralladoras de la película (aquello realmente confundía).
Quizás, son cientos de personas que podrían contar muchas historias de las idas al cine con amigos o familiares, con la pareja y quizás más de alguna historia de amantes.
Tal vez, la última vez que entré al antiguo edificio del cine hispano había sido en el año 91 o 92, es decir, yo tenía quizás 7 u 8 años de edad. Y fue el pasado martes por la noche que volví. Entré, por razones de trabajo, al área de palco. Recordé con exactitud a la señora que vendía los boletos para entrar, recordé las lámparas que colgaban del techo en el pasillo, y luego las gradas que llevan al palco. Qué nostalgia me dio estar allí de pie hacia donde fue la pantalla donde se proyectaban las películas, actualmente la sala está totalmente vacía y limpia. Yo me distraje en esos detalles de recordar cuando iba con mis papás, sin embargo, cualquier alucina sintiéndose e imaginándose en fragmentos de la película “Cinema Paradiso”. Qué ilusión por todo lo que imaginé también como proyecto a futuro en el edificio. Pero por ahora, aun guardo en la memoria la luz que entraba por lo alto de la ventana e iluminaba la antigua sala vacía, donde un día fue luneta. En fin… que desde esa noche que volví, me he quedado bailando sola en ese gran salón vacío.
Tengo recuerdos de ese lugar como que hubiese sido ayer, la ultima ves que entre alli fue en.el 90
Tambiem quisiera saber que funciona en ese edificio y a quien o quienes pertenese?
Estimada Beatriz, ese edificio pertenece al Banco de Occidente. Esporádicamente lo usan para eventos culturales. Gracias por leerme. Saludos.